OSCAR AROCHA: EL CRISTIANO Y LAS ELECCIONES
>> 27 de abril de 2016
Por tratarse de interés no solo para los cristianos, sino para toda la población en general, compartiré con ustedes los sermones predicados el pasado fin de semana en Monte Llano (23 y 24 de abril), por el pastor Oscar Arocha, de la Iglesia Bautista de la Gracia, de Santiago. Estos sermones los estaremos presentando en este medio, en dos partes, la primera "El Cristiano y las Elecciones", y la segunda "El Voto del Cristiano".
PARTE 1.-
EL CRISTIANO Y LAS ELECCIONES
“Sométase
toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad
sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1)
Como
nación nos encontramos en víspera de unas elecciones generales con fines de
escoger el próximo presidente de RD. Y nos parece pertinente averiguar qué dice
La Biblia sobre este tema, o cómo el Creyente ha de manejarse en tal situación.
Todo
Creyente es un peregrino hacia el Cielo, o antes que todo, cualquiera que por
Gracia haya nacido de nuevo, es Cristiano y luego ciudadano de la patria donde
ha nacido. Se espera, pues, que seamos Cristianos patriotas, o amadores de
nuestra nación. Tú y yo, buscaremos lo que esté a nuestro alcance sin olvidar
que tal búsqueda tiene reglas rectas y claras; esto es, que no debemos buscar
ese bien a costa de sacrificar la justicia, ni la caridad humana, ni la
felicidad de la humanidad. Nuestro compromiso es, cultivar ese patriotismo que
armoniza con la buena voluntad hacia los hombres y esto bajo el temor a Dios.
Buscar el bien del país en lo que esté en nuestro poder para su prosperidad. Es
muy cierto que no somos de este mundo, ni debemos ser conformado a él, aun así
tenemos responsabilidades que cumplir con los que nos rodean.
El
sermón será así: Uno, Explicando con
brevedad el texto. Dos, Como
elegir teniendo en cuenta a Dios.
I. Una breve explicación del verso
En
el verso se ven tres asuntos: Una exhortación: “Sométase toda persona a las
autoridades superiores”. Un argumento: “Porque no hay autoridad
sino de parte de Dios”. Y una conclusión: “Las que hay, por Dios han
sido establecidas.”
La exhortación.
Es claro del verso que se inculca a todo verdadero Creyente el deber de
obediencia al gobierno civil, en nuestro caso particular a las autoridades de
la RD. Tú y Yo estamos mandados por Dios a someternos a las leyes de los
hombres, ya sea al gobierno metropolitano, al provincial o al nacional, según
la ocasión: “Sométase toda persona a las autoridades superiores”. Esto es, todo
y cada uno de los seres humanos, y más si son Cristianos, deben someterse a toda
autoridad civil o militar legítima que tenga por encima. Puesto en otro leguaje
es así: Ya sea como maridos, esposas,
padres, hijos, empleados, dueños de negocios o como profesionales, no podemos
ser insensibles al reclamo legítimo que otros tienen sobre nosotros y nosotros
sobre ellos, porque todos, Creyentes e incrédulos somos miembros de una
sociedad o comunidad unida bajo un mismo gobierno civil. Si somos de los
que gobiernan, hay demandas justas sobre nosotros, y si somos de los
gobernados, el país también tienen reclamos sobre uno. La manera en el cual
hagamos nuestros deberes contribuye en no poca medida a la formación de nuestro
carácter, tanto a los ojos de Dios y de los hombres.
La razón o argumento.
La idea aquí es clara, toda autoridad viene de Dios: “Porque no hay autoridad
sino de parte de Dios”. Dicho de otro modo es, que ningún ser humano tiene
autoridad legítima sobre sus semejantes, sino la deriva de Dios, o que toda
autoridad humana es delegada o ministerial, padres, presidentes, y oficiales de
la Iglesia. Al decir ministerial estamos significando para el servicio o
bienestar de los gobernados, lo cual es dicho explícitamente: “Porque es servidor de Dios para tu bien” (v4).
Además,
esto no es todo lo que esta declaración indica, sino que el gobierno de una
nación, y así lo limitaremos ya que es nuestro enfoque presente, no sólo es de
institución humana, sino también divina: “No hay autoridad sino de parte de Dios”.
La dignidad de nuestro gobernante, no se basa en las cualidades de la persona
como tal o su capacidad de gobernar, sino en la voluntad soberana de Dios. El
presidente es un ministro de Dios para el bien del pueblo. Aquí no tratamos de
establecer si gobierna bien o mal, eso hay que considerarlo en otro punto que
veremos más tarde, sino que la autoridad para gobernar una nación deriva del
Creador y no de los hombres. Repito: “No hay autoridad sino de parte de Dios”.
La conclusión.
Entendemos que lo que el escritor divino quiere comunicar a sus primeros
lectores, y a los Creyentes de todas las épocas en la cual estamos incluidos
es: Que estamos para obedecer y
someternos a las autoridades; de ahí la conclusión o inferencia: “Las que
hay, por Dios han sido establecidas.” La providencia divina es la que pone y
quita gobiernos. Tú y yo estamos para obedecer todo el que se encuentre en
autoridad sobre nosotros, sea esa autoridad legítima o usurpada, justa o
injusta. Cuando el apóstol Pablo escribió a la Iglesia en Roma el emperador de
turno era el malvado Nerón, no obstante el precepto es bien claro: “Sométase
toda persona a las autoridades superiores”. Para ser más específicos: Nuestro
gobernantes derivan su autoridad y poder de gobernar del Creador y Sustentador
de todas las cosas, la providencia le ha puesto a gobernar este país. Luego el
apóstol particulariza el asunto, pues la palabra autoridad la intercambia con
otra de más directo entendimiento, le llama: “Magistrados” (v3), cuyo
significado es gobernante, jefe, príncipe, líder, principal, director, y
términos semejantes. Es una verdad innegable que todos los gobiernos ha sido
establecidos o puesto de la misma manera, unos por herencia como los reyes y
otros por el voto como los presidentes, pero todos derivan su autoridad de la
misma fuente, de Dios mismo. No todas las aguas tienen la misma calidad como líquido,
unas son dulces, otras margas, otras limpias, otras sucias, unas estancadas,
otras corrientes, pero todas las aguas tienen los mimos ingredientes esenciales,
oxigeno e hidrogeno. No todos los gobiernos son iguales, pero todos son puestos
por la providencia divina: “Las que hay, por Dios han sido establecidas” (v1).
Vimos:
Una breve explicación del texto, y esto es tres asuntos: Una exhortación: “Sométase
toda persona a las autoridades superiores”. Una razón o argumento: “Porque no
hay autoridad sino de parte de Dios”. Y una conclusión: “Las que hay, por Dios
han sido establecidas.”
II. Como
elegir teniendo en cuenta a Dios
Lo
que se desea significar con este encabezamiento es: Que siendo todos los gobernantes puestos por la providencia divina,
entonces sería inapropiado que echemos nuestro voto en estas elecciones
presidenciales de RD sin tener en cuenta
a Dios.
Pregunta: ¿Cómo votar teniendo en cuenta
a Dios?
Antes
de enumerar las direcciones para estas elecciones nos parece pertinente
introducirlas con una nota de lamento.
1. Hermano: Tú y yo debemos lamentar,
con lamento santo, el deplorable estado moral de nuestra patria terrenal.
Hay dos asuntos esenciales que debe distinguir toda sociedad humana civilizada:
La moralidad y el buen uso de la razón, y ambas facultades humanas en nuestro
suelo son escasas. Por un lado, cuando uno oye los líderes parece como si no
tuviesen la facultad del raciocinio, y por el otro las mutuas acusaciones de
los candidatos en asuntos de inmoralidad es sencillamente repulsivo. Es un
discurso insolente de alta impiedad. Los tres grandes poderes del estado: El
Ejecutivo, legislativo y judicial dan poca confianza a la ciudadanía. Más del
50 porciento de la población no confía en las instituciones. No exagero si digo
que lo dicho de los lideres de Jerusalén es valido aquí: “He aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres,
principales del pueblo. Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que
maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo” (Ezeq.11:1-2). El
bienestar de un pueblo depende en gran medida del amor a la justicia de sus
lideres.
Las
demagogias rayan en la irracionalidad, en ocasiones las ofertas de los partidos
parecen ser hechas, no a dominicanos, sino a estúpidos extraterrestres. Son
como un insulto al intelecto y buen juicio de los dominicanos sensatos. Las
demagogias no sólo de por sí son malas, sino también absurdas o contra
intelecto. El discurso de los partidos, por lo general, se basa en la maldad
ajena, sin mencionar las bondades propias. En parte su irracionalidad es así: El hecho de que el otro sea malvado, en
ninguna manera significa que uno sea bueno. Sólo una irracionalidad puede fundamentar
su propia bondad en el yerro ajeno. En los últimos treinta años de gobierno
no han pasado dos o tres meses sin que se descubra un escándalo de corrupción o
inmoralidad pública de no pocos funcionarios de los que gobiernan. Lamentemos,
pues, como el salmista: “Ríos de agua descendieron de
mis ojos, Porque no guardaban tu ley” (Sal.119:136). Así que, la
conclusión de este lamento es este: Que todo parece indicar que debemos votar por el menos malos de todos los
candidatos.
2º.
Lo principal a tener en cuenta en un candidato es su devoción y apoyo de
la justicia pública.
Esto se deduce del contexto en nuestro pasaje clave, nótese: “Porque los magistrados no están para infundir temor al que
hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien.
Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es
servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Ro.13:3-4). Los
gobernantes son puestos por la providencia divina para el bien del pueblo: “Es
servidor de Dios para tu bien. Pregunta: ¿Cuál bien? La respuesta divina
es: “Porque no en vano lleva la espada, pues es
servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”; lo cual no es otra cosa que la
justicia social o ciudadana. El primer bien que un presidente pueden hacer por
una nación no es darle prosperidad, ni Internet, ni educación, ni siquiera
salud, sino aplicar justicia o equidad. La prosperidad sin justicia suele
desembocar en opresión de los ricos sobre los pobres; de manera que antes de la
prosperidad común hay que establecer la justicia común. Nadie pondrá su dinero
en un banco que no le tanga confianza, ni habrá inversión extranjera si el
inversionista no cuenta con un sistema jurídico que le proteja. Salomón lo dice:
“La justicia engrandece a la nación; Más el pecado es afrenta de
las naciones… Abominación es a los reyes hacer impiedad, Porque con justicia
será afirmado el trono… Aparta al impío
de la presencia del rey, Y su trono se afirmará en justicia” (Pro.14:34;16:12 y
25:5). Si consideramos
la trayectoria de nuestra justicia, entonces lejos de renunciar a este derecho
ciudadano, deberíamos votar.
Me
explico:
En unos treinta años la Suprema Corte de Justicia dejó acumular miles se
expedientes legales sin resolver, hubo un descuido mayúsculo en la salud de la
justicia dominicana. Sin embargo para el 96 se eligió una nueva corte, y en
unos dos años el cúmulo de expediente fue reducido a cero. De manera que ha
habido un progreso, aunque todavía débil, y es débil porque la justicia de un
país no se resuelve con sólo eliminar el cúmulo de expedientes, eso es parte
del asunto, sino que su parte esencial es aplicar justicia. Sobre eso los
periódicos en no pocas ocasiones refieren de escándalo en algunos jueces. Una
muestra fehaciente de debilidad es la lentitud en procesar el caso de OISOE, y
otros. Estamos en pañales, pero hay signos de esperanza. Por lo tanto,
deberíamos votar para que lo débil no se siga debilitando, sino fortaleciendo.
No habrá verdadera libertad en un país, cuyas instituciones de justicia no
trasmitan confianza a sus ciudadanos. Por tanto, estudia los discursos de los candidatos y su trayectoria,
averigua cuál de ellos tú entiendes daría mayor apoyo a la justicia.
Vimos: Una breve explicación del verso, donde
se ven tres asuntos: Una exhortación: “Sométase toda persona a las autoridades
superiores”. Una razón o argumento: “Porque no hay autoridad sino de parte de
Dios”. Y una conclusión: “Las que hay, por Dios han sido establecidas.” Además
se consideró Como elegir teniendo en cuenta a Dios. Esto es, que siendo todos
los gobernantes puestos por la providencia divina, entonces es apropiado que
echemos nuestro voto teniendo en cuenta a Dios y Su Palabra. Se vieron varias
direcciones: 1º Que Tú y yo debemos lamentar, con lamento santo, el deplorable
estado moral de nuestra patria terrenal. 2º Lo principal a tener en cuenta en
un candidato es su devoción y apoyo de la justicia pública. Por tanto, concluyo
con lo mismo que iniciamos: “Sométase toda persona a las autoridades
superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por
Dios han sido establecidas”.
OSCAR AROCHA
El Pastor Arocha se convertió al evangelio en 1980 y ha sido pastor de la Iglesia Bautista de la Gracia desde 1985
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