EL VOTO DEL CRISTIANO
>> 11 de mayo de 2016
"Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.” (Jeremías 29:7)
Somos del pensar que este versículo se relacionado con las próximas elecciones presidenciales en nuestro país, o que tiene enseñanzas aplicables al caso que nos ocupa.
Somos del pensar que este versículo se relacionado con las próximas elecciones presidenciales en nuestro país, o que tiene enseñanzas aplicables al caso que nos ocupa.
No
decimos que nuestro caso corresponda exactamente con el de aquellos judíos;
pero tal como ellos somos ciudadanos de una nación y por eso contraemos deberes
con este país. Los principios contenidos aquí, aplican también a nosotros. Hemos
de buscar el bien de la nación, no tanto por derecho civil, sino por sabiduría:
"Rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis
vosotros paz" (v7).
El
sermón será así: Uno, El deber civil
del Creyente hacia su país. Dos,
Direcciones para elegir un gobernante.
I. El Deber Patriótico del Cristiano
En
el verso se ven tres asuntos: Una exhortación: "Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar."
Otra exhortación: “Rogad por ella a Jehová.”
Y una gratificación: "En su paz tendréis
vosotros paz.”
Exhortación al Progreso
"Procurad la paz de la ciudad." Dios les mandó a procurar el
bienestar de la ciudad. Igual es requerido de nosotros, como humanos y
Cristianos. Ser patriotas, o amadores de nuestra nación. Tú y yo en todo lo que
esté a nuestro alcance, amemos y busquemos el bien de la República Dominicana.
Tal búsqueda tiene reglas rectas y claras; esto es, no debemos buscar ese bien
a costa de sacrificar la justicia, ni la caridad humana, ni la felicidad. Y si hubiere
que violar esos principios para que la nación sea prospera, que se quede sin
prosperar. Pero no es el caso. Nuestro compromiso sea cultivar ese patriotismo
que armoniza con la buena voluntad hacia los hombres. Y que digamos: "Oh República Dominicana, yo lamentaré tus
faltas, tus corrupciones y debilidades, pero aun con todas tus faltas Yo
buscaré tu felicidad; no sólo como dominicano, sino también como Cristiano. Por
mis hermanos y compañeros, la paz sea contigo: Por causa del pueblo de Dios Yo
buscaré tu bien". Entonces busquemos el bien del país, promoviendo su
prosperidad.
Así que, nos esforzaremos en pagar los
impuestos, economizar energía, ahorrar el agua, recoger la basura, cumplir las
leyes, respetar las autoridades, no hablar mal de mi país, y si tengo que
censurar alguna medida de los gobernantes, lo haré con mesura y respeto, que
mis reproches no puedan poner en peligro la estabilidad del gobierno.
Pidiendo la Bendición de Dios sobre el País
"Rogad por ella a Jehová." Se asume que los Creyentes son
un pueblo que ora. Los judíos fueron trasladados de la ciudad donde estaba el
Templo de Jehová, no obstante seguían orando a Dios. El tiempo y el lugar donde
Daniel hacia su devocional fue conocido para sus amigos y a los funcionarios de
Babilonia, pues algunos se aprovecharon de su devoción para conspirar contra su
vida. El rey Darío conocía el interés de los judíos en las oraciones por él y
sus hijos: “Para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del
cielo, y oren por la vida del rey y por sus hijos” (Esd.6:10).
Mi amado hermano, la República Dominicana clama desesperadamente por tus
oraciones al Salvador. La oración del justo puede hacer lo que no puede un
ejercito: “Oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con
ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo”
(2Re.6:18). Sabemos que esta isla, como nación
depende enteramente del favor de Dios; necesita de tus oraciones. El estado
calamitoso de la justicia, electricidad, salud, institucionalidad y otros lo
demandan: "La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró
fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años
y seis meses" (Stgo.5:16-18).
Además
la enorme culpa que está sobre los hombros de nuestro país, por eso uno de tus
deberes de amor por ella es suplicar misericordia en su beneficio. Es mucho
mayor el peligro por sus pecados, que por cualquier crisis económica. El Señor
no castiga por ser pobre, pero sí por ser idolatra, o corrupto. Mira como Dios lo
ve: "El pecado es afrenta de las
naciones… Abominación es a los reyes hacer impiedad, Porque con justicia será
afirmado el trono… Aparta al impío de la presencia del rey, Y su trono se
afirmará en justicia… El rey con el juicio afirma la tierra; Mas el que exige
presentes la destruye" (Pro.14:34;16:12;25:5;29:4). No es un secreto que en
general nuestros funcionarios públicos no temen a Dios, con más razón orar por
ellos, y quiera el Señor oír nuestras oraciones y salvarnos de la ruina que
merecemos. Sodoma pudo haber sido salvada
si se hubiese encontrado dentro de sus puertas tan sólo diez Creyentes (Gen.18:32).
La Motivación
“En su paz tendréis vosotros paz.” Al considerar esta parte, debemos
abrir nuestras bocas para bendecir la misericordia de Dios: En Su Gracia se agradó en unir Su gloria con
nuestro bien. El Creador ha tejido innumerables actos de justicia y ternura
para el bien de la humanidad. De cierto que no podemos injuriar a otros, ni aun
frenarnos de hacer el bien al prójimo, sin hacernos mal a nosotros mismos; note
como lo dice el profeta: "En su paz tendréis
vosotros paz," esto es, que el buen interés de los
individuos y familias en términos temporales está directamente conectado con el
bienestar del país. Si el país progresa también tú. De ahí que la prosperidad
de una nación debe descansar entre, otras cosas, en fortalecer la clase social
más abundante que tenga. Si hay muchos en la clase baja, entonces hay que
fortalecerla lo más que se pueda; si la clase media es la más numerosa, buscar
su progreso.
Es cierto que en la vida Cristiana hay
muchas reglas y deberes, pero no es menos verdad que mientras más te ocupes en
cumplirlos más serás beneficiado, y eso se infiere de nuestro verso: "Porque en su bienestar
tendréis bienestar"
(Jer.29:7); esto es, que si al pueblo dominicano le va bien, tú también te
alimentarás de los mismos frutos que ellos.
II. Cómo
elegir teniendo en cuenta a Dios
Lo
que se desea significar con este encabezamiento es lo siguiente: Que siendo
todos los gobernantes puestos por la providencia divina, entonces sería
inapropiado que echemos nuestro voto en estas elecciones presidenciales de RD
sin tener en cuenta a Dios. De otro modo, que es nuestra sabiduría como
Cristianos votar teniendo en cuenta a Dios y Su Palabra.
1. Hermano: Es necesario dolernos de
la publicidad demagógica de los candidatos.
Aplica
lo dicho por C.S. Lewis: “La democracia
muere cuando está llena de pequeños hombres que creen ser grandes… La
democracia no le basta la obediencia de los gobernados, sino que, dado que de
algún modo los hace participar del gobierno, requiere de sus capacidades para
funcionar. Esto se puede ver con claridad en uno de los actos más elementales
de las democracias: las elecciones. Para que éstas funcionen, incluso para
elegir el peor de los candidatos, requieren de un pueblo que no sea analfabeto.
Si el pueblo es analfabeto, la democracia no es peligrosa: es imposible. Eso es
una sola muestra, la más básica, de lo exigente que es la democracia. Pero hay
más. Esta base cultural que tiene la democracia, tiende con facilidad a ser
erosionada por ella misma. Del siguiente modo: la propaganda política, en su
afán por alcanzar a la mayoría, apela a los factores que sean comunes a la
mayor cantidad posible de personas; lamentablemente, el factor común a las
mayorías tiende a no ser la sabiduría, sino su contrario. La propaganda, al
dirigirse a nosotros por medio de los slogans, reduce nuestra capacidad de
pensar, que es precisamente el fundamento que puede hacer viable la democracia.”
Así
que, la conclusión del lamento es este: Todo parece indicar que debemos votar
por el menos malos de todos los candidatos.
2º. Orando a Dios por un buen juicio
para elegir correctamente. Es un dicho veraz, que si en una
ciudad ordenada hay que conducir el vehículo con cuidado, en otra con poco
orden se requiere mayor cuidado. Si para elegir pastores en una sociedad de
buenas personas como es la Iglesia, hay que orar; entonces en una sociedad como
la dominicana, hay que orar también. Necesitamos desesperadamente la guía
divina para poder votar con limpia conciencia, y sobre todo teniendo presente
que en el bien de la nación nuestra comunidad cristiana será beneficiada. Abono
la idea de orar con una historia: El gran profeta Samuel fue enviado por Dios
para elegir rey para Israel y se equivocó siete veces antes de hacerlo bien: “Aconteció que cuando ellos vinieron,
él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido… Y Jehová
respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura,
porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón… E
hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí:
Jehová no ha elegido a éstos” (1Sam.16:6,10).
Entonces
podemos decir: Que toda acción de importancia que vayamos a emprender requiere
de oración, cuanto más elegir el hombre para gobernar todo un país.
3º. Lo próximo a buscar en un candidato son sus
rasgos de honestidad y bondad. Lo que puede poner una corona de
honra sobre la cabeza de un hombre público, son sus meritos de honradez y
bondad. Un hombre honesto es: El hombre
que muestra decencia en sus hechos y palabras; recato, decoro, pudor, en
general moderación en la conducta. Esta es una cualidad esencial para
fortalecer la gobernabilidad de una nación. El famoso cómico Harold Lloyd, en cierta ocasión rechazó un
millón de dólares porque en una de sus películas aparecería un escena que el
consideraba indecente, y dijo: Si no
puedo ser cómico y limpio, por lo menos puedo ser limpio. Eso es
honestidad. Pocos encantos del infierno gustan tanto a un gobernante que el
amor al dinero.
El
hombre honesto es también sabio, sin embargo puede haber hombres que sean
sabios para ellos mismos y su partido, más no para el resto de la nación. La
hormiga es un insecto sabio para sí mismo, pero no pasa de ser algo sabio en el
jardín. La agenda LGBT no puede ser sabia ni honesta, ya que es contra
naturaleza. Un cerebro astuto sin un corazón honesto es como quien conoce bien
las reglas del béisbol, pero no sabe jugar. Hay políticos que pudieran conocer
mucho de economía, política social y otros temas, y aun así no saber gobernar.
Ser comentarista de pelota no es igual que
jugarla bien. Si un hombre no sabe gobernar sus vicios, menos gobernar una
nación tan complicada como la RD. La honestidad requiere un mínimo aceptable de
dominio propio.
Quien
habla está consciente de lo difícil que es hallar un hombre honesto, pues hace
ya muchos siglos atrás que el celebre filosofo griego, Diógenes, salió a la luz
del mediodía linterna en mano a tal búsqueda y su labor fue en vano. Sin
embargo para votar necesitamos tener un marco de referencia claro para
guiarnos, y aplicar según el grado de virtud que hallemos con fines de por
quién echar el voto. No buscamos un candidato perfecto, sino que aquel por
quien votemos ha de vérsele algún rasgo aceptable de bondad y honestidad.
Pregunta: ¿Qué es la
bondad? Es ser bueno, en el caso de un gobernante significa que si tuviera que
escoger entre su propio interés y de la nación, escogería el beneficio del
pueblo. Al celebre estadista francés Russeau se le preguntó sobre la esencia de
la felicidad y tomado un papel escribió: “Hermosura,
cero; educación, cero; laboriosidad, cero; bondad, uno. Si la bondad no está en
un hombre, entonces las demás virtudes son como cero a la izquierda, no tienen
valor.” Para votar por un candidato es esencial ver en el algún rasgo de
bondad.
Hermano,
no olvides que posiblemente votemos, no por un político virtuoso, sino el que
nos parezca que ha de traer más beneficio de justicia. Más aun, lo que deseo
trasmitir es esto: Que estas cualidades
han de ser buscada entre los candidatos de manera comparativa, comparar uno con
otro, y quien de entre ellos tú veas que más tiene de esas cualidades, aunque
lo que tenga sea poco, entonces con limpia conciencia tú echas tu voto por ese.
¿Hay lugar en
la Política para un Cristiano?
El quehacer de la política en la sociedad es
algo humano. Sobre todo que es la voluntad del Señor nuestro Dios el
bienestar del pueblo; nótese: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra”
(Pro. 29:2). Salomón aquí escribe inspirado por el Espíritu Santo, o que
un gobierno sin la influencia de la verdadera religión estaría condenado al
fracaso. La historia provee abundantes casos de gobernantes que han quebrantado
las normas de justicia, olvidando casi por completo el objeto con lo cual
fueron elegidos, y allí la democracia cayó desangrada, al borde de la muerte.
Hemos tenido dictadores crueles, como también el pueblo en su locura ha elegido
tiranos que se han perpetuado en el poder.
Enfoquemos las palabras del hombre sabio:
“Los gobernantes y el pueblo”, o que si trabajan en armonía, el bienestar
vendría a ambos. Pero la triste realidad ha sido lo opuesto: los
gobiernos tratan al pueblo como enemigo, y el pueblo le hace constante
oposición. La percepción generalizada es que los gobiernos engañan de manera
persistente a la ciudadanía. El intento de las recientes leyes inmorales en el
mundo occidental así lo atestiguan. Pregunta: ¿Cómo resolver un mal que hasta
parece endémico? El hombre sabio responde: “Cuando los justos dominan, el pueblo
se alegra”, esto es, que los justos o cristianos que es lo mismo, procuren
por todo medio legítimo influir con el evangelio toda esfera de poder. Se
infiere de la Palabra de Dios: No es posible disfrutar de justicia,
progreso y seguridad sin la verdadera religión, o la aplicación de las virtudes
cristianas. Como escribiera un patriota latinoamericano: “Dios, Patria
y Libertad”.
Conviene, pues, que los cristianos participen
en política y así influenciar con la verdad los estratos de poder, o que
tratemos de ser gobierno, o buscar la manera que los justos sean elegidos a
puestos de dominio, ya sea por elección o nombramiento. Estamos interesados en
el carácter de los hombres que han de ser escogidos para gobernar. Nuestras
naciones gimen bajo el peso de sus abundantes y terribles pecados. El papismo
con su idolatría ha inundado todas las esferas del poder. Los tres poderes del
estado están corrompidos.
Curando
el mal
Ahora bien, para erradicar el mal hemos de
evitar el error que nos inclina a buscar la cura de los males nacionales en
segundas causas, sin considerar la fuente original de la maldad. Como dice el
refrán del pueblo: El mal no está en las hojas, sino en la raíces.
La única y perpetua manera del bienestar público es la virtud, o como algunos
le llaman, sembrar valores morales, y no hay valores morales sin la influencia
poderosa de nuestro glorioso evangelio. Como escribiera un santo del
pasado: Sin virtud, nada puede ser poseído con seguridad, o disfrutado
con propiedad. Cuando decimos virtud significamos el poder para amar y hacer el
bien según la Gracia de Cristo. La libertad sin virtud degenera en
libertinaje. La democracia es libertad, pero mire como en USA sacaron la
verdadera religión en la interpretación de sus leyes y legalizaron la sodomía y
el aborto. Tenemos, pues, una necesidad imperiosa de influenciar las fuentes de
dominio público.
La profecía del Nuevo Testamento así lo
enseña; nótese: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos” (2 Ti. 3:1).
El remedio individual: “Persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste,
sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras” (2 Ti. 3:14-15),
y el remedio colectivo: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera
de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2
Ti. 4:1). Dicho con otras palabras, que si hay abundancia de
pecado y corrupción, entonces que haya mucho más Biblia en la predicación.
Leemos de nuevo: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra”. Porque el
bienestar de la nación será un efecto del evangelio influyendo sobre las mentes
de los que gobiernan.
Un
caso de influencia
Enfoquemos el consejo del profeta Daniel al
rey, cuando lo nombraba a ser su primer ministro: “Por tanto, oh rey, que mi
consejo te sea grato: pon fin a tus pecados haciendo justicia, y a tus
iniquidades mostrando misericordia a los pobres; quizás sea prolongada tu
prosperidad” (Dan. 4:27);
esto es, que si la buena providencia te coloca en una posición de mando
oficial, estas dos áreas son de suma importancia: “Pon fin a los pecados
haciendo justicia”, o hacer brillar la justicia. Y lo otro sería: “Pon fin
a las iniquidades mostrando misericordia a los pobres”. Influir para
expandir las obras sociales del gobierno, o benevolencia. Justicia y caridad.
Equidad y misericordia.
Una
necesaria precaución
Enfocamos la sentencia divina: “Ustedes no
pueden servir a Dios y a las riquezas” (Mat. 6:24),
esto es, que el mayor competidor del amor a Dios es el amor al dinero. El amor
al dinero es como un tronco con tres ramas: Amor por honra terrenal o ego, placeres
y plata, o lo que es lo mismo servir a los dólares. Pienso que vivimos en una
generación donde el amor al dinero, al poder y la fama se han hecho epidémico.
Si fue necesario que Pablo advirtiera a Timoteo del peligro del amor al dinero
(1 Ti. 6),
¿cuánto más a nosotros? Hemos visto no pocos sucumbir ante este terrible
encanto. Que tu motivación no sea simplemente que te elijan o seas nombrado
como funcionario público, porque eso, si bien es cierto que es necesario, sería
incompleto, porque el éxito lo da Dios, no la capacidad ni sabiduría del
hombre. El agricultor pudiera ser objetivo y diligente en sembrar sus semillas,
pero si no viene la luz de arriba y la lluvia del cielo, no tendría cosecha. El
Señor Jesús lo encierra en esta sentencia: “…separados de Mí nada pueden hacer”
(Jn. 15:5).
Por tanto, si aspiras a participar en
política, ruégale a Dios que ponga en ti ese sentir, que lo confirme a tu
corazón, y te enseñe a gloriarte solo en Cristo.
Por: PASTOR OSCAR AROCHA
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