¿Es Florida una trampa mortal en caso de un huracán devastador?
>> 23 de septiembre de 2017
El huracán Irma se debilitó misericordiosamente antes de golpear la
Florida con ráfagas huracanadas. Pero los enormes embotellamientos en
las carreteras provocados por la mayor evacuación en la historia del
estado muestran la vulnerabilidad que ha creado la urbanización
desaforada en uno de los estados de más rápido crecimiento del país,
dicen autoridades de planeamiento de emergencias.
“Tenemos que detenernos, respirar profundo y preguntarnos qué estamos haciendo’ ”,
dijo David Paulison, ex jefe de bomberos de Miami-Dade contratado por
el entonces presidente George W. Bush para dirigir la Agencia Federal de
Manejo de Emergencias (FEMA), después que la respuesta de la
institución ante el huracán Katrina fue objeto de fuertes críticas.
“Mientras más personas vivan aquí peor va a ser la evacuación”.
Irma pudo ser la peor pesadilla para
la Florida: un enorme huracán categoría 5 lo suficientemente grande como
para golpear las dos costas densamente pobladas del estado, donde el
crecimiento se ha disparado a pesar del riesgo de vivir junto al mar en
una zona afectada regularmente por huracanes.
El impulso a la
urbanización –una de las principales políticas del gobernador Rick Scott
en su exitoso esfuerzo por revivir la economía en el estado– eleva el
riesgo tanto para las personas como las propiedades, dijo Craig Fugate,
director de la FEMA durante el gobierno del presidente Barack Obama y de
la agencia floridana de manejo de emergencias bajo el gobernador Jeb
Bush.
“Tratamos de evacuar más personas sobre la misma infraestructura”, dijo Fugate. “Esto es algo que la Florida tiene que abordar”.
Aunque el estado evitó daños catastróficos, la evacuación –que según
los expertos salvó vidas– pareció un desastre ante los ojos de los
floridanos. Las carreteras estuvieron horas embotelladas por la cantidad
de gente que huía al norte. Y las autoridades estatales se negaron a
cambiar la dirección de los carriles para que los vehículos de
emergencia y de suministros pudieran llegar al sur tras el paso de la
tormenta.
Valerie Preziosi y su esposo, Jan
Svejkovsky, salieron de su casa en Big Pine Key el viernes, junto con
sus dos gatos. Habían reservado en un hotel en Orlando, pero entonces
decidieron irse a Waldo, en la zona norte-centro de la Florida, cuando
el hotel no respondió a sus llamadas. Pero entonces, mientras Irma
cambiaba de rumbo, Waldo quedó bajo peligro de inundación. Como muchos
evacuados, tuvieron que huir de una zona de peligro a otra, así que
finalmente se fueron conduciendo más al norte, hasta Macon, Georgia.
“Seguíamos yendo hacia el norte porque la tormenta nos perseguía”, aseguró Preziosi.
Pero lo peor estaba por llegar: regresar de Macon a Orlando –normalmente un viaje de cinco horas– terminó siendo un desastre.
“Fue horrible”, dijo. “Estuvimos 14 horas en un tráfico infernal”.
En momentos que las gasolineras no
tenía electricidad y estaban cerradas, “no había manera de ir al baño”,
contó Preziosi. “Hubo una mujer mayor que tuvo que hacer sus necesidades
en medio de la carretera. Fue un desastre”.
Pero eso no significa que la orden de
evacuar fue injustificada: Irma estuvo a un pelo de golpear
directamente Miami, e incluso así provocó fuertes daños en partes de los
Cayos y Marco Island, inundó Jacksonville y convirtió en ríos las
principales vías en el centro de Miami. Ordenar la evacuación fue una
buena decisión, dijo el gobernador Scott.
“Mi objetivo es preservar la vida de todos”, dijo Scott en la Base de la Reserva de la Fuerza Aérea en Homestead.
Si hay otro huracán fuerte “voy a
hacer todo lo que pueda para que la población en peligro se vaya a
refugios. Es incómodo que los desplacen de sus viviendas, es incómodo no
tener electricidad, es incómodo tener que pasar trabajo para encontrar
gasolina, pero lo importante es sobrevivir”, agregó el gobernador.
Auge territorial
Sobre la base de las mediciones
básicas, la evacuación en la Florida –se ordenó a 6.5 millones de
personas que abandonaran sus viviendas– fue un éxito. Por lo menos seis
personas fallecieron en choques de vehículos relacionados con la
tormenta, incluido uno en los Cayos. Compárese eso con la catástrofe
antes del huracán Rita en el 2005: cuando se ordenó una evacuación en
Houston, los conductores, desesperados, crearon un mortal
embotellamiento de tráfico en que murieron docenas de personas, entre
ellas 24 ancianos que iban en un autobús que se incendió.
La evacuación en la Florida tuvo problemas, dijo Paulison, “pero en lo fundamental salió bastante bien”.
Con las carreteras congestionadas,
algunos de los que más necesitaban resguardarse quedaron varados. En
Hollywood han fallecido 11 personas que estaban en un asilo de
rehabilitación después que la instalación se quedó sin aire
acondicionado. Mientras tanto, los refugios para damnificados en todo
Miami-Dade no tenían el personal suficiente. El superintendente escolar
Alberto Carvalho dijo que los voluntarios de la Cruz Roja no se
presentaron en números suficientes.
En los barrios pobres del sur de la
Florida hubo mayores problemas porque muchos vecinos sin automóvil ni
acceso estable a internet no sabían dónde estaban los refugios o cómo
llegar a ellos.
Pero la mayor crisis ocurrirá con el crecimiento sostenido del estado.
La Florida es un embudo: si una
tormenta barre el estado desde el sur, la única forma de salir es tomar
rumbo norte. La Florida tiene solamente tres carreteras importantes que
corren en sentido norte-sur-norte: el Turnpike y la Interestatal 95 en
la costa este, y la Interestatal 75 en el oeste.
Tanto Paulison como Fugate dijeron
que apoyan el crecimiento, pero si se hace inteligentemente. Sin
embargo, advierten que todo el estado pudiera tener que fijarse en los
Cayos a la hora de encontrar soluciones a las evacuaciones. Los Cayos
han limitado su crecimiento debido al potencial de embotellamientos en
la Overseas Highway, la única entrada y salida de esta cadena de islas, y
realiza las evacuaciones por fases, en que primero se ordena la salida
de los turistas y después de los pobladores.
La Florida es el cuarto estado de
crecimiento más rápido en Estados Unidos, y los huracanes no parecen
asustar a los nuevos residentes
“El problema no es que crecimos demasiado rápido, sino que crecimos de la manera equivocada”, dijo Richard Florida,
experto en planeamiento urbano de la Universidad de Toronto y profesor
visitante en la Universidad Internacional de la Florida. “Dependemos
excesivamente de los automóviles y de las viviendas unifamiliares, y eso
es un peligro”.
Desde 1990, dos años antes del
huracán Andrew, la población de la Florida ha aumentado en 8 millones de
personas, a un total de casi 21 millones. Eso es un índice de
crecimiento de 59 por ciento, casi el doble del promedio nacional. El
estado proyecta que su población sobrepasará los 25 millones en menos de
dos décadas.
Buena parte de la expansión ha
ocurrido al sur del Lago Okeechobee, en las áreas costeras bajas más
vulnerables del estado. Los urbanizadores han convertido un pantano en
uno de los principales destinos del país. Las ciudades –en un estado que
no grava los ingresos– dependen de las nuevas edificaciones para
impulsar sus ingresos por concepto de impuestos, lo que les da menos
incentivos a la hora de tomar en cuenta la viabilidad de las
evacuaciones futuras.
Desde 1990, la población de las zonas
metropolitanas de Naples y Fort Myers ha aumentado en más del doble,
según cifras del Censo de Estados Unidos. Miami y Tampa han crecido un
50 por ciento. Incluso las zonas sin nombre con caché están creciendo:
la región alrededor de Port St. Lucie ha crecido 85 por ciento, y la de
Melbourne ha aumentado 45 por ciento. En la Florida viven ahora más
personas que en Nueva York.
Y 91 por ciento de los floridanos
viven en grandes zonas urbanas, dijo el experto Florida. Solamente
Washington DC, Nueva Jersey, Nevada, Massachusetts y Hawai están más
urbanizados.
En el sur de la Florida, dijo, “vamos
a tener que crecer más como Nueva York o Londres, y menos como un
suburbio”, con énfasis en trenes de alta velocidad y autobuses que
puedan transportar muchas personas antes de una crisis. En Miami-Dade se
han presentado propuestas en este sentido desde hace muchos años.
Y como los precios de los boletos aéreos se dispararon ante la llegada de la tormenta, esa no era una opción para la mayoría.
Aunque el auge de la construcción en
la Florida creó problemas, también ayudó al estado a recuperarse
rápidamente de una recesión que golpeó como una tormenta de categoría 5.
En el 2011 Scott firmó una ley que
hizo menos estricta la ley estatal de gestión del desarrollo, aprobada
en 1985, y abolió la agencia responsable de asegurar que los planes de
construcción en los condados no afectaran las evacuaciones.
“Todo el mundo odia la burocracia”,
dijo Fugate. “Pero Irma es un ejemplo de lo que sucede cuando se
eliminan todas las regulaciones y se construye más”.
McKinley Lewis, director de
Comunicaciones del gobernador, emitió el siguiente comunicado: “Nuestro
despacho está totalmente concentrado en la seguridad de los floridanos, y
durante las emergencias trabajamos de cerca con las autoridades de
Manejo de Emergencias para lograr esa meta”.
Una región de la Florida que ha
crecido poco son los Cayos. La población del Condado Monroe aumentó
solamente un 1 por ciento, a aproximadamente 79,000, desde 1990.
También es el lugar con los procedimientos de evacuación más efectivos en la Florida.
En los Cayos, una zona vulnerable, se
ordena a la población evacuar sus viviendas ante tormentas de categoría
1, y salir de la cadena de islas ante huracanes categoría 3 o más
fuertes. Los turistas deben marcharse antes que los residentes y las
nuevas construcciones tienen que equilibrarse contra la necesidad de
evacuaciones y la capacidad de la zona para mantener el servicio de agua
y alcantarillado.
Demasiados condos
Más que cualquier otra zona propensa a
los desastres, el sur de la Florida está lleno de nuevos edificios.
Ahora hay 101 torres de apartamentos en construcción al este de la I-95
en Miami-Dade, Broward y Palm Beach, según Cranespotters.com.
Pero el mercado no se ha ajustado a
los riesgos de los huracanes y el aumento del nivel del mar, dijo Zac
Taylor, investigador de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido,
quien estudia el mercado de bienes raíces de la Florida. Un factor
potencial: los inversionistas latinoamericanos –quienes pudieran estar
menos al tanto o menos preocupados por la amenaza de la naturaleza–
impulsan ese auge.
Los extranjeros compraron propiedades
inmobiliarias por valor de $6,200 millones en el sur de la Florida
entre agosto del 2015 y julio del 2016, 39 por ciento del valor total,
según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami.
“Si usted comprar una propiedad para tenerla a corto plazo, ¿tiene interés en el lugar a largo plazo?”, preguntó Taylor.
Irma pudiera resultar un llamado de
atención para una región que no ha pasado por un huracán de gran fuerza
desde el 2005. Algunos propietarios ya están tratando de vender.
Un propietario de Palm Beach Gardens
anuncia una casa de $1.25 millones con la frase “No sea el primero en
evacuar otra vez”. La casa, de hormigón y equipada con dos generadores,
está fuera de las zonas de evacuación del condado Palm Beach.
“Está más al oeste de donde golpean las tormentas”, dijo el agente inmobiliario Gene Arky. “Es una pequeña fortaleza”.
Las
reporteras del Miami Herald Jenny Staletovich, Patricia Mazzei y Mary
Ellen Klas, y la redactora del Herald Caitlin Ostroff contribuyeron a
este reportaje.
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