El PLD seguiría evadiendo las reformas políticas básicas
>> 10 de febrero de 2018
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Reinaldo Pared, Danilo Medina, Leonel Fernández y Margarita Cedeño. |
El dejar a los legisladores decidir sobre la ley
de partidos refleja la división interna del Partido de la Liberación
Dominicana, misma que seguiría impidiendo su aprobación, mientras evaden
las reformas poítico-electorales discutidas durante dos décadas
SANTO DOMINGO.- El fracaso del Comité Político
del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en lograr consenso sobre
el proyecto de Ley de Partidos, refleja la fuerte división que lo
sacude, con un revés para el grupo dominante del presidente Danilo
Medina que, aún teniendo mayoría absoluta en ese organismo, no pudo
imponer el padrón electoral abierto que ha pretendido.
Pero al mismo tiempo, luce casi imposible que las reformas políticas
en discusión hace dos décadas vayan a ser aprobadas por los peledeístas
sin la voluntad expresa del presidente Danilo Medina, a no ser que éste
reconozca las dificultades de su continuidad en el poder más allá del
2020 y se proponga legar al país el constitucional “Estado Social y
Democrático de Derecho”.
Fracasa el Comité Político
Si algo deja claro la decisión del Comité Político (CP) del PLD del
lunes 5 de febrero, es que el máximo y poderoso organismo no ha podido
superar el profundo antagonismo que sacude al partido gobernante y
evadió el bulto transfiriendo a sus legisladores el empeño del grupo
gobernante de imponer el padrón electoral universal en la elección de
los candidatos de todos los partidos, que conlleva la búsqueda de
mayores posibilidades de continuidad en el poder.
El CP reconoció el fracaso de su resolución del 2 de octubre de
constituir una comisión de juristas para que dijeran si es
constitucional impone r a todos los partidos un solo método de elección
de sus candidaturas, lo que ya en el 2005 la Suprema Corte de Justicia
dictaminó inconstitucional sobre una ley al efecto del 2004. Dejaron
pasar 4 meses sin constituir la comisión pero desde que se decidió se
veía muy difícil de materializar, por la pugna de poderes entre el
presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández, por demás
presidente del partido y ya lanzado en abierta campaña por la
candidatura presidencial del 2020, lo que los danilistas ven con
aprehensión y abierto rechazo.
La circunstancia de que tanto la Ley de Partidos como la del Régimen Electoral requieren dos tercios de los votos de cada cámara se ha constituido en una retranca para su aprobación, y obliga a un amplio acuerdo político
Que la casi dos tercereas partes del CP alineada con el presidente
Medina no haya impuesto su voluntad es, hasta cierto punto, un revés
para ellos, indicativo de la profundidad de la lucha por el poder y la
conciencia de que podrían poner en juego la unidad del partido en que
han basado su dominio político de 18 años, con el interregno 2000-04.
Pero es también un reconocimiento de que divididos ninguno de los
dos grupos peledeistas beligerantes tiene posibilidad de reunir los dos
tercios de los votos necesarios para aprobar leyes orgánicas, como la
de partidos y la del régimen electoral, Remitirlo a la decisión de los
propios legisladores no cambiará la situación, porque los danilistas
tropiezan con la negativa de casi todos los legisladores de oposición , y
los leonelistas no se atreverán a concertar con los opositores a
espaldas del primer mandatario, lo que mantendrá las reformas en un
limbo.
Es que el poder no se cede
No debería sorprender que la propuesta de dejar el tema de la
elección primaria a los legisladores proviniera de José Ramón Fadul,
una de las cabezas del llamado “Grupo Otán” integrado por prominentes
dirigentes de la vieja guardia peledeísta, que hace años hacen profesión
casi religiosa del fundamentalismo político de que “el poder no se
cede”, Ese grupo no sólo se opone y alienta toda resistencia a la ley de
partidos, sino también a la reforma del Régimen Electoral, imperante
desde que ellos mismos aprobaran y promulgaran en el 2010 su propia
Constitución.
Esa Constitución, en la que influyeron los vuelos internacionalistas y
modernizantes del expresidente Fernández, creó nuevos órganos
electorales y proclamó un “Estado Social y Democrático de Derecho”, con
nuevos ordenamientos políticos y electorales que obligan a una reforma
legislativa que los aterrice. Pero no hubo voluntad para hacerlo, como
correspondía, antes de las elecciones congresuales y municipales del
2010, ni de las presidenciales del 2012 y 2016.
A dos años de los próximos comicios municipales y a 27 meses de los
presidenciales, no hay la menor señal de que el peledeísmo vaya a
cambiar las ventajas que otorga el desenfreno y la ausencia de
regulaciones de la competencia por el poder de que adolece el país,
considerado como el peor en la región en esa materia. De hecho instituir
las primarias abiertas sería otro factor a favor de quienes ostenten el
poder, porque disponen de más recursos para solventar una doble campaña
de búsqueda de votos en el universo de los electores, primero para
elegir los candidatos y luego para la elección del presidente,
vicepresidente, legisladores y autoridades municipales.
Factor de distracción
No faltan quienes sustentan que, al margen del interés presidencial
por las primarias abiertas el intento de imponer el padrón abierto,
mantenido más de un año, es una forma de obstruir los aspectos
fundamentales de la ley de partidos y de las reformas al régimen
electoral, que incluyen mecanismos democráticos para elegir dirigentes y
candidatos, límites a la extensión de las campañas interna y nacional,
así como al gasto de precandidatos y candidatos, limitar y
transparentar los ingresos y gastos de partidos y candidatos, instituir
mecanismos de control y sanción del abuso de los recursos estatales y
del dinero lavado, con las sanciones disuasivas correspondientes.
De hecho, ya en los principales partidos hay precandidatos a la
presidencia en actividades proselitistas y gastando dinero con miras a
las elecciones del 2020, como Hipólito Mejía y Luis Abinader en el
Partido Revolucionario Moderno, abiertamente Leonel Fernández en el PLD,
y subrepticiamente el presidente Medina y varios de sus ministros, con
abundante propaganda política pagada con recursos públicos. Esta misma
semana se publicaron tres páginas pagadas en los periódicos promoviendo
la obra del mandatario, y el Ministerio de Obras Públicas pagó
patrocinios en la transmisiones del beisbol y en el uniforme del equipo
nacional que participó en la Serie del Caribe.
En otras palabras, que ya las campañas internas para definir
candidaturas comenzaron otra vez sin que se haya aprobado la ley que las
regularía. Aún aprobando la Ley de Partidos en la legislatura que
comienza el 27 de febrero, en el mejor de los casos se llegaría a mitad
del año y luego vendría la discusión y aprobación de los reglamentos,
mientras seguirían corriendo las campañas internas. De ahí que hay
quienes postulan que la distracción de la ley de partidos, obstruye la
reforma más trascendente políticamente, que es la del Régimen Electoral,
que normaría la disputa por el poder estatal.
Enfocar al presidente DM
La mayoría de los partidos de oposición han venido reclamando en
bloque la aprobación de las reformas electorales y oponiéndose al padrón
abierto en las primarias, considerándolo como contra reforma que
agravaría el tráfico de dinero en la lucha política interna y nacional,
incentivando el lavado en la competencia por las candidaturas, y los
intereses grupales y personales que han debilitado el sistema
partidista. El pasado lunes la presidenta del partido Opción
Democrática, Minou Tavaerez Mirabal, adelantó que el bloque opositor de
11 partidos prepara un nuevo comunicado y acciones para presionar por
las reformas electorales.

Si bien es cierto que el presidente Medina no tiene una avenida
abierta para el continuismo, por la prohibición constitucional y las
dificultades internas y a nivel nacional de volver a reformar la
Constitución, nadie cree que los legisladores de su partido se asociarán
con la oposición para decidir algo que vaya en dirección contraria, sin
provocar una grave confrontación política que pondría en juego la
unidad del PLD.
De ahí que la presión por las reformas electorales, tanto de los
partidos, como de las organizaciones sociales y de la opinión pública,
debería dirigirse directamente al presidente Danilo Medina, sobre todo
apelando a su condición de máximo responsable del Estado, quien debería
reclamar el mérito de auspiciar las reformas políticas ampliamente
demandadas por la sociedad.
La próxima comparecencia de Medina ante la Asamblea Nacional el 27 de
este mes para rendir las memorias del 2017, sería una nueva oportunidad
para hacer honor a la majestad de la primera magistratura del Estado y
asumir un compromiso claro y definitivo con las reformas. Ese día estará
obligado a romper el silencio que guarda sobre asuntos cardinales,
tanto del orden político, como económico, social e institucional.
En la cancha del PLD
La circunstancia de que tanto la Ley de Partidos como la del Régimen
Electoral requieren dos tercios de los votos de cada cámara se ha
constituido en una retranca para su aprobación, y obliga a un amplio
acuerdo político, que es lo que han reclamado sin éxito instituciones
como la Finjus y Participación Ciudadana y la mayoría del liderazgo
político.
Tras veinte años desde que en 1998 se elaboró el primer anteproyecto
de Ley de partidos, por amplio consenso en la Comisión para la Reforma y
Modernización del Estado, creada por el presidente Leonel Fernández,
retomado y ampliado en la Comisión Nacional para Reforma del Estado
instituida por el presidente Hipólto Mejía, la pieza ha sido introducida
al Congreso en más de una decena de legislaturas. La evasión ha sido la
normativa aunque fue objeto del “Pacto de las Corbatas Azules” del
2009, entre Leonel Fernández y Miguel Vargas, y en la campaña electoral
del 2012 los candidatos presidenciales se comprometieron a aprobarla
“tan pronto pasaran las elecciones” de ese año.
Perimidos en la legislatura que concluyó el mes pasado, ya la Junta
Central Electoral anunció que reintroducirá sus proyectos de Ley de
Partidos y del Régimen Electoral, que ha presentado sistemáticamente
desde el 2011, tras ser elaborados por una misión técnica contratada con
la Organización de Estados Americanos, en consulta con los partidos y
tomando en cuenta los consensos anteriores.
Es significativo que se haya decidido introducir los proyectos por
vía del Senado donde el PLD tiene 28 de los 32 votos. La pelota queda en
su propia cancha y ahí se verá si hay alguna voluntad para aprobarlo,
sin convertirlo en una mojiganga política como ya hizo la Cámara de
Diputados en el 2015, considerado tan burlesco, que tuvieron que
recogerlo.-
Por Juan Bolívar Díaz
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