Rainieri: acciones ilegales tienen aprobación estatal, pero ocurren por iniciativa de desarrolladores turísticos
>> 20 de abril de 2018
El
empresario turístico Frank Rainieri afirmó ayer que el “muy común uso
irresponsable” de los 60 metros de playa, la eliminación de las dunas y
extracción de arena, los “graves daños” a los manglares costeros, la
eliminación parcial o total de las barreras coralinas y el relleno de
humedales y lagunas, “son acciones ilegales que cuentan con aprobación
de las entidades estatales, pero que ocurren por iniciativa de los
desarrolladores turísticos o inmobiliarios”.
A esto también
agregó “el manejo descuidado de los desechos sólidos y el irrespeto al
ordenamiento territorial, que procuran mantener el equilibrio entre
desarrollo y preservación medioambiental”.
El presidente del
Grupo Puntacana reconoció que hace cuatro décadas los inversionistas en
el sector turístico no actuaban motivados por la preocupación de hoy por
el impacto del desarrollo en el medioambiente. “Pero hace ya más de dos
décadas que con la aprobación de la ley que creó el Ministerio de
Medioambiente y Recursos Naturales, debimos haber superado esa etapa de
ignorancia ambiental y llegar a la madurez en la formalidad
institucional”, dijo.
Rainieri, quien en la década de 1970
impulsó el desarrollo del destino Punta Cana, pronunció un discurso en
un almuerzo de la Cámara Americana de Comercio en Puerto Plata, titulado
“El desarrollo turístico nos exige responsabilidad ambiental,
empresarial y comunitaria”.
Aunque no la citó de manera directa, se refirió al tema tratado en una investigación del especial “Islas a la deriva”, publicada por Diario Libre el 11 de abril,
en la que se documentó cómo Punta Cana pierde metros de playa por un
proceso erosivo que se atribuye al cambio climático y a construcciones
sin respeto al medioambiente. En el reportaje también se destacaron esas
“acciones ilegales” que mencionó en su exposición.
“Ya
algunos críticos han planteado que las huellas negativas en algunos
puntos de la costa son el resultado de los daños a los ecosistemas,
provocados por un mal uso de estos recursos naturales en el desarrollo
de actividades económicas, turísticas y asentamientos humanos
irregulares. Algunas de estas conclusiones podrían considerarse
exageradas, pero creo que aun siendo así, deberíamos tomarlas como una
invitación a la reflexión sobre una cuestión crucial para la
sostenibilidad del desarrollo turístico”, dijo.
Para el reportaje publicado por Diario Libre, Nina Lysenko, directora de Conservación y Manejo de Recursos Costeros y Marinos del Ministerio de Medio Ambiente, declaró que aprovechando el enorme ancho de las playas, en la costa este se quiso construir hoteles lo más cerca posible del mar. Observó que esto generó que se fueran las dunas bajo muchas construcciones, edificaciones o caminos. Además, se alteró el manglar, un ecosistema que funge como una barrera o muralla natural contra fuertes vientos y olas producidas por huracanes o tsunamis.
Investigadores de las universidades Autónoma de Santo Domingo y de Puerto Rico midieron que tras el paso de los huracanes Irma y María en septiembre de 2017, se perdieron en promedio 208 metros de ancho de playa (68 con Irma y 140 con María) en Uvero Alto, Macao, Arena Gorda, El Cortecito, Bávaro y Cabeza de Toro.
Además, que las zonas de playa El Cortecito, Punta Cana y Uvero Alto son las que tienen mayor porcentaje de edificaciones dentro de la franja de los 60 metros.
Los análisis que hicieron tomando informaciones e imágenes desde 1947 arrojaron que aunque el desarrollo de las infraestructuras se inició más de lleno para la década de 1980, es a partir del 2000 que la zona tuvo un incremento por año, y algunas playas ya han “agotado la capacidad de carga”. Para 2011, se verificó que aumentó el proceso erosivo.
En Punta Cana hay más de 85 establecimientos hoteleros que superan las 39,500 habitaciones.
Para el reportaje publicado por Diario Libre, Nina Lysenko, directora de Conservación y Manejo de Recursos Costeros y Marinos del Ministerio de Medio Ambiente, declaró que aprovechando el enorme ancho de las playas, en la costa este se quiso construir hoteles lo más cerca posible del mar. Observó que esto generó que se fueran las dunas bajo muchas construcciones, edificaciones o caminos. Además, se alteró el manglar, un ecosistema que funge como una barrera o muralla natural contra fuertes vientos y olas producidas por huracanes o tsunamis.
Investigadores de las universidades Autónoma de Santo Domingo y de Puerto Rico midieron que tras el paso de los huracanes Irma y María en septiembre de 2017, se perdieron en promedio 208 metros de ancho de playa (68 con Irma y 140 con María) en Uvero Alto, Macao, Arena Gorda, El Cortecito, Bávaro y Cabeza de Toro.
Además, que las zonas de playa El Cortecito, Punta Cana y Uvero Alto son las que tienen mayor porcentaje de edificaciones dentro de la franja de los 60 metros.
Los análisis que hicieron tomando informaciones e imágenes desde 1947 arrojaron que aunque el desarrollo de las infraestructuras se inició más de lleno para la década de 1980, es a partir del 2000 que la zona tuvo un incremento por año, y algunas playas ya han “agotado la capacidad de carga”. Para 2011, se verificó que aumentó el proceso erosivo.
En Punta Cana hay más de 85 establecimientos hoteleros que superan las 39,500 habitaciones.
Rainieri, quien
es presidente del Grupo Puntacana, observó que muchos se pueden
preguntar si hablar de desarrollo turístico sustentable es una práctica
posible que ofrece ventajas a la sociedad y a los inversionistas, o si
por el contrario, se está “ante una propuesta idealista producto de la
fértil creatividad teórica de organismos internacionales y militantes
ambientalistas, más interesados en proteger especies vegetales y
animales, que en promover el desarrollo del ser humano y crear empleos”.
Para
“disipar estas dudas” compartió parte de la experiencia del Grupo
Puntacana. Aseguró que, aplicando los principios de la sustentabilidad,
la empresa, con el paso de los años, ha logrado reducir costos
operativos. Citó que desde 2017 se recicla la totalidad de las aguas
servidas del complejo, a razón de 2.9 millones de galones diarios, que
se usan en el riego de los campos de golf, jardines y áreas verdes.
Destacó, además, el proyecto de restauración y siembra de corales para
cuidar, mitigar el daño e incrementar los arrecifes de coral y especies
protegidas.
“Algunos pueden creer que no se pueden controlar los
excesos de la lluvia, ni la fuerza de las olas. Pero sí podemos mitigar
sus efectos haciendo un uso racional y una intervención correcta de esos
recursos naturales que sustentan nuestra principal actividad económica
que es el turismo”, dijo Rainieri. “Se ha comprobado científicamente que
es imprescindible la protección de los bosques, manglares y los
arrecifes de coral, porque protegen las zonas costeras de oleajes,
absorben el efecto de las inundaciones y reducen el impacto de vientos
fuertes”.
Rainieri afirmó que los empresarios están llamados a
ser entes de cambio y promotores de un mejor futuro, “no sólo
productores económicos”. “No podemos sentarnos a esperar que el Estado
haga lo que nuestros entornos necesitan -expresó-, tenemos que hacer
alianzas público privadas que sean la base del desarrollo de nuestras
regiones”.
Informó que en Punta Cana hay una alianza
público-privada mediante la cual los hoteleros iniciarán en breve el
desarrollo del acueducto regional. “La cuestión ambiental es un punto
crucial en la agenda turística mundial, en la dominicana”, afirmó.
Aprovechó
que hablaba ante representantes de Puerto Plata para sugerir a las
organizaciones turísticas empresariales y sociales de la ciudad, el
lanzamiento de “un sólido programa ambiental”.
Por Mariela Mejía, Diariolibre.com
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