Caravana de migrantes: ¿Y si algo así nos ocurriera?
>> 24 de octubre de 2018
La
posibilidad de que la caravana de migrantes centroamericanos que camina
hacia la frontera estadounidense después de recorrer dos mil
kilómetros, en su intento en penetrar ilegalmente al territorio de
Estados Unidos sin causa alguna y la lógica
oposición del gobierno de ese país, culmine en una tragedia humana,
permite un paralelismo no del todo ajeno a la realidad que vivimos en el
nuestro.
Supongamos que un día miles de haitianos,
deseosos de huir de la espantosa miseria y la inseguridad física
existente en el vecino estado, decidieran una marcha similar y que desde
diferentes puntos de ese estéril país se inicie en varios frente una
caravana hacia esta parte de la isla, con el propósito de iniciar aquí
una vida que su nación les niega. Estaríamos sin duda ante un dilema,
que plantearía un serio problema moral. ¿Cuál sería el proceder correcto
ante una embestida de esa naturaleza?
¿Correspondería a Amnistía u otro
organismo internacional juzgar el proceder de esta nación o trazar sus
responsabilidades migratorias? ¿Qué haríamos si esa imaginaria pero no
improbable situación se diera? ¿Por razones humanitarias nos veríamos
forzadas a dejarlos pasar? ¿Quién o qué nos garantizaría que después no
vendrían otras?
Si bien este ejercicio no parece un
problema cercano o algo de qué preocuparse en lo inmediato, la verdad es
que el caso se viene dando desde hace tiempo en dimensiones menores y
la crítica situación de inestabilidad política y social haitiana
constituye una fuente permanente de estímulo para la migración hacia
esta parte de la isla.
Estados Unidos acusa a los países de
donde proceden quienes intentan penetrar por la fuerza a su territorio
de no hacer nada para contener ese flujo migratorio. Igual ocurre con
Haití, que nada hace tampoco para evitarlo mientras estimula el pase de
sus ciudadanos por la frontera. Un tema para pensar.
Por Miguel Guerrero
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