Mala ubicación vertedero basuras Puerto Plata
>> 29 de abril de 2019
Ing. Osiris de León
En la década de 1980, Puerto Plata era el principal polo turístico
nacional, y uno de los principles destinos turísticos a nivel regional,
principalmente cuando el duro invierno anual golpeaba a Estados Unidos y
Canadá con gélidas temperaturas propias de la franja boreal, al extremo
de que muchos extranjeros sentían orgullo de decir, en alta voz, que
habían estado en Puerto Plata y que les había parecido un cálido paraíso
terrenal; pero, por múltiples razones propias de la evolución del
frágil mercado turístico regional y mundial, Puerto Plata fue
gradualmente perdiendo ese lugar preferencial, hasta llegar a colapsar.
Hoy día, se intenta relanzar a Puerto Plata como un paraíso turístico
regional rodeado de hermosos y exclusivos recursos naturales, como las
hermosas playas de finas arenas blancas, de origen calcáreo, existentes
en Longbeach y en Playa Dorada; las hermosas playas de finas arenas
grises, de origen volcánico, existentes en Cofresí; la escarpada y bien
forestada loma calcárea Isabel de Torres, los prominentes domos calizos
de origen cárstico, las inyecciones magmáticas de peridotitas
niquelíferas cortadas por la occidental carretera que comunica con la
playa de Cofresí, las impresionantes pillowlavas formadas en un
occidental ambiente volcánico submarino cuando todavía Puerto Plata no
había emergido del fondo del mar, el exclusivo Olistostroma de San
Marcos que evidencia un pasado geológico caótico, y las impresionantes
tobas sacaroides de La Colorada e Imbert, las que evidencian que
antiguas erupciones volcánicas superficiales depositaban finas cenizas
blancas antes de que el mar depositara domos calizos, arrecifes
coralinos, y grises areniscas en la bahía de Maimón, todo eso junto a un
majestuoso y moderno puerto de cruceros que de seguro despierta la
envidia de otros polos turísticos nacionales y regionales.
Sin embargo, esa válida intención local, regional y nacional, de
relanzar a Puerto Plata como un destino turístico ideal, choca, de
manera frontal, con la absurda decisión de lanzar las basuras
municipales en el lado occidental, justo en el lado donde están los
principales recursos naturales geológicos, geomorfológicos, ecológicos,
paisajísticos, y turísticos dignos de ser exhibidos, en el presente y en
el futuro, a cada turista nacional o extranjero; justo del lado donde
obligatoriamente habría de concentrarse la expansión turística, urbana y
vial de Puerto Plata, siempre que existiere un correcto plan de
ordenamiento territorial, diseñado y ejecutado por expertos en
urbanismo, en paisajismo, en medio ambiente y en turismo; y justo a
mitad de camino entre el puerto de cruceros y la entrada occidental.
No creemos que alguien sensato pueda pensar que sea buena idea
utilizar la zona de mayor potencial ecológico, turístico, paisajístico,
urbanístico y vial, de Puerto Plata, como destino final para desechos
sólidos municipales, y creer que turistas, cruceristas y touroperadores
van a venir a Puerto Plata, a pagar su dinero, para ver humaredas de
incendios del gas metano (CH4) liberado por descomposición de la materia
orgánica depositada en el vertedero de basuras, para percibir
desagradables olores de ácido sulfídrico (H2S), para ver y sentir plagas
de moscas y de ratas, para ver en la carretera principal a viejos
camiones regando basuras levantadas por el viento regional, y peor aún,
pagar para bañarse en playas altamente contaminadas con lixiviados
tóxicos liberados por el normal proceso de lixiviación que ocurre cuando
las aguas de lluvias atraviesan cúmulos de basuras depositadas a cielo
abierto, en una zona donde las precipitaciones de los últimos 100 años
fluctúan entre 1,000 y 3,000 milímetros de lluvias por metro cuadrado,
pero que en casos anormales pueden caer hasta 1,200 milímetros de
lluvias en un mes, tal y como ocurrió en noviembre de 2016, y cuando
toda esa lluvia atraviesa las basuras genera un sucio y negro lixiviado
cuyo flujo directo viaja superficialmente hasta la playa de Cofresí,
mientras el lixiviado restante se infiltra en rocas fracturadas por
tectonismo regional y viaja subsuperficialmente hasta el mar,
contaminando el litoral y violando la Ley Ambiental 64-00.
La zona occidental de Puerto Plata debe ser un santuario ecológico,
un santuario geológico, un santuario paisajístico, y un santuario
turístico, local y regional, y debe ser la zona de crecimiento
turístico, urbano, y vial, por ser la zona de mejor respuesta sísmica
gracias a la presencia de rocas ígneas, y bajo ninguna circunstancia se
debe permitir que ese santuario siga siendo el principal foco de
contaminación ambiental por la incorrecta disposición final de desechos
sólidos, ni mucho menos permitir que se abra un nuevo vertedero en la
misma zona occidental, sabiendo los puertoplateños que la zona ideal
para el destino final de los desechos sólidos está del lado oriental
provincial, es decir, en Monte Llano, donde hay arcillas calcáreas
impermeables, bajas colinas, y sobre todo, donde no hay nada que
estropear, pues el criterio a utilizar para la selección final del lugar
ideal a utilizar como estación de reciclaje y relleno sanitario debe
ser estrictamente ecológico e hidrogeológico, y que no interfiera con el
futuro turístico y urbanístico de una provincia litoral que, por sus
exclusivos y hermosos recursos naturales costeros, es digna de mejor
suerte.
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