Cinco recomendaciones para fortalecer el sistema inmune y prevenir el coronavirus
>> 6 de marzo de 2020
Por Valeria Chavez- infobae.com.- Se sabe que COVID-19 tiene más chances de
desarrollar una forma más grave de la enfermedad en personas con
desequilibrio inmunológico y que no son pocas las acciones que cada uno
puede tomar para reforzar sus defensas. Por qué una dieta rica en
selenio y zinc puede ser de gran ayuda
Mucho se dice sobre la importancia de contar con buenas defensas para
que el organismo “ataque” a los virus y bacterias que causan
enfermedades. Pero ¿qué es el sistema inmune y para qué sirve?
“El sistema inmunológico está formado por células, órganos y proteínas
que circulan en la sangre y funcionan como una red en la que se
interrelacionan. Lo normal es un equilibrio constante y ese
equilibrio se ve amenazado por diferentes situaciones, que van desde
estrés hasta elementos propios del medio ambiente. El sistema está
preparado para contrarrestar eso y siempre volver al equilibrio”. El
médico especialista en inmunología y reumatología Pablo Mannucci (MN
96008) explicó a Infobae que “hoy se sabe que, además de
controlar infecciones causadas por bacterias, virus y hongos, el sistema
inmune controla el desarrollo de tumores y la aparición de enfermedades
autoinmunes, o sea, que su accionar es mucho más amplio de lo que se
creía”.
Según el coordinador del área de Inmunología del Hospital Alemán, “para que ese equilibrio se mantenga y el sistema inmune se mantenga activo hay elementos fundamentales”. Y enumeró:
1- “Primero hay que estar bien nutrido y tener una alimentación
adecuada”, dijo en referencia a “fundamentalmente evitar el sobrepeso”.
2- Evitar el tabaco, ya que "está demostrado que altera el funcionamiento de las células inmunológicas".
3- Hacer actividad física.
4- Controlar la ingesta de alcohol
5- Cumplir el esquema de vacunación obligatorio y estar atento a
vacunas que son necesarias en determinadas situaciones (por ejemplo
fiebre amarilla en caso de viajes a determinadas zonas o la
antineumocócica en personas asmáticas).
“El
sistema inmune tiene memoria inmunológica y para generarla las vacunas
son fundamentales; es la única manera de que el sistema inmune recuerde
cómo actuar frente a esos gérmenes”, resaltó el especialista, quien
además sostuvo que “hay que estar atentos a situaciones o señales de
alarma que pueden denotar que el sistema inmune no está del todo bien,
como infecciones respiratorias moderadas a severas recurrentes”.
Puntualmente sobre el coronavirus, Mannucci enfatizó que “frente a un paciente con desequilibrio inmunológico tiene más chances de desarrollar una forma más grave de la enfermedad”.
Nutrientes clave para mejorar sistema inmune
Mientras las cifras de infectados y muertos relacionados al nuevo coronavirus continúan en aumento, es vital actuar en forma preventiva.
En ese sentido, existe
una gran variedad de minerales que cumplen diversas funciones en el
organismo pero dos de ellos parecen ser fundamentales para el
comportamiento del sistema de defensas: el selenio y el zinc.
El reconocido médico infectólogo italiano Attilio Speciani, en una
entrevista relacionada al aumento de casos en Italia, remarcó la
existencia de una investigación muy relevante sobre la presencia de
selenio y sobre la capacidad del cuerpo para vencer a los virus.
Estudios recientes demostraron que “tener una concentración adecuada de
selenio en sangre permite una mayor capacidad defensiva del sistema
inmune contra los virus en general, y el coronavirus no es la
excepción”.
Y agregó: “En aquellas poblaciones donde hay una falta de selenio y zinc, los virus cambian más fácilmente y se vuelven más agresivos.
Esto se aplica a otros coronavirus e influenza. Lo mismo sucede ante
una persona desnutrida o inmunodeprimida, el virus cambia más rápido y
se vuelve más agresivo porque no hay respuesta defensiva de nuestro
organismo”.
“Los
alimentos naturalmente ricos en selenio son, especialmente, los
mariscos y las nueces. También está presente en productos de origen
animal como el pollo, carne vacuna, y en vegetales de hojas de verde y
legumbres”. Según precisó el médico y máster universitario en
nutrición Milton Dan (MN 119041), “como el cuerpo humano no es capaz de
sintetizar selenio, su presencia depende de la ingesta de los alimentos
que lo contienen y, a su vez, el selenio de estos alimentos depende de
la riqueza en selenio del medio en el que crecieron”.
Debido al bajo consumo de alimento de mar y la escasa presencia de
selenio en los suelos, muchas veces no llegan a mantener los niveles
suficientes y suele ser necesario suplementarlo. “No todo suplemento de
selenio es igualmente eficaz, para que cumpla su efecto y obtener los
mayores beneficios, el aporte del mineral debe ser de alta
biodisponibilidad, para ello hay que tener en cuenta los factores que
aumentan o dificultan su absorción”, explicó Dan, quien resaltó que “las
recomendaciones sugieren su aporte en forma independiente, no combinado
en los denominados multivitamínicos”.
“El otro factor importante es aportar el selenio en forma orgánica,
ello puede ser a partir de levadura (Sele200) o por un proceso que se
conoce como quelación de minerales -continuó Dan-. La quelación es un
desarrollo científico y tecnológico que permitió transformar los
minerales inorgánicos en una forma orgánica. En la Argentina se
encuentran disponibles a la fecha tres minerales en la forma quelat, uno
de ellos es el selenio”.
El
otro mineral clave en el sistema de defensas es el zinc, cuyos
beneficios vinculados al sistema inmune fueron descriptos por el
científico Ananda Prasad, quien en la década de los 70 se dio cuenta de
que este mineral podía ayudar al organismo a acortar o reducir la
severidad de los síntomas de los resfriados.
En un estudio ciego con placebo, notaron que en quienes tomaron
pastillas de zinc la duración del resfriado se había reducido entre dos y
tres días.
A una conclusión similar llegó un metaanálisis publicado en 2017 por científicos de la Universidad de Helsinki.
Los autores de ese metaanálisis explicaron que las formulaciones suelen
contener otros ingredientes que restan o incluso anulan la efectividad
del zinc, algo similar a lo que sucede con el selenio, por ello sugieren
el aporte en forma aislada quelatada.
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