A la verdad que tenemos un congreso que le sale caro a los dominicanos
>> 24 de octubre de 2020
Por Juan Bolivar Díaz - hoy.com.do
Cada Senador le sale al pais en 27 millones anual
Los barrilitos y confrecitos son insostenibles en medio de la triple crisis de salud, economía y social y los legisladores tienen privilegios autoconferidos, en violación de preceptos constitucionales
En el proyecto de presupuesto para el 2021, bajo austeridad, el
Congreso Nacional y la representación al Parlamento Centroamericano
(Parlacen) se llevarán más de $7 mil 819 millones, un costo que mantiene
el país como el cuarto de mayor gasto legislativo y con salarios y
bonificaciones superiores a las de España, además de otros varios
privilegios.
Alguna vez la sociedad dominicana tendrá que
reevaluar si su Poder Legislativo no debería ser de una sola cámara como
todos los países centroamericanos, pero en lo inmediato se impone
derribar los barrilitos y cofrecitos asumidos ya como símbolos del
ventajismo inconstitucional y antidemocrático, estimados en $691.6
millones para el 2021.
En el proyecto para el 2021. En el
proyecto de presupuesto para el próximo año se consigna un total de
$7819,105,836 para el Congreso Nacional, de los cuales $5183,326,712,
están destinados a la Cámara de Diputados, y $2635,779,124 para el
Senado. Mecánicamente divididos entre los 210 diputados, incluyendo los
20 al Parlacen, estos saldrían a 24.6 millones de pesos anuales, y los
32 senadores a $82.3 millones.
En las partidas de ambas
cámaras aparece un capítulo denominada “contribuciones especiales”, por
$461.003, 491 para el Senado, lo que arroja $ 14.4 millones para cada
senador, y de $230,612,789 para la cámara baja, que entre 190 diputados
nacionales equivale a $1.2 millón.
Se estima que estos son los
montos destinados a “ayudas sociales”, popularmente denominados
barrilitos y cofrecitos, instituidos sin base constitucional, porque
esas actividades no están entre las funciones legislativas, que son
legislar y fiscalizar.
También se le resta legitimidad porque
esos fondos se los han atribuido los mismos congresistas y en gran parte
se manejan a discreción sobre todo de los presidentes de la Cámara,
para que regalen en el Día de las Padres, los Reyes, Navidad e inicio
del año escolar y hasta para atender solicitudes adicionales. En el
Senado existe un “Manual de Beneficios Senatoriales” y sumas específicas
para los barrilitos, atendiendo a la población provincial.
Un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económica, de México, indicó que en el 2005 la RD tenía el cuarto Congreso más caro entre 20 países de América Latina, en términos proporcionales, sólo superado por las tres mayores naciones de la región, Brasil, México y Argentina. Y el mismo año la Red Latinoamericana de Transparencia Legislativa estimó que el Congreso Nacional era el segundo peor en falta de transparencia.
El Latinobarómetro registra los congresos entre las instituciones de menor crédito, 20%.
Alto
costo de los senadores. Con el Manual de Beneficios Senatoriales se
pudo establecer que los senadores dominicanos reciben $6 millones 147
mil 200 anuales por sueldo, gastos de representación, combustibles,
hospedajes, y dietas por asistir a sesiones y a comisiones. Para Navidad
$1 millón 500 mil y otros $500 para Reyes.
Tienen una
asignación mensual de $690 mil, para pagar personal auxiliar y asesores,
que por 13 implican $8 millones 970 mil anuales; en muchos casos los
entregan a familiares y activistas políticos. Y con los barrilitos se
agregan en promedio otros $8 millones 316 mil para totalizar $25
millones 433 mil 200 anuales, o $2 millones 119 mil 434 mensuales.
Pero
su costo es todavía mayor, porque también les pagan seguro de vida y de
salud, internacional que incluye a cónyuge, e hijos hasta 25 años de
edad, y pueden disponer de hasta tres vehículos, con chofer y
combustible. Y para más privilegios hay que sumarle las exoneraciones de
dos vehículos por período de 4 años, que muchos han vendido, lo que es
ilegal, para que empresarios y nuevos ricos importen vehículos de lujo
que pagarían millones de pesos de impuestos. Por todos estos renglones
el costo por senador sobrepasaría los $27 millones anuales.
En muchos casos disponen también de guardaespaldas. Los barrilitos no se cargan por igual, sino atendiendo a la proporción poblacional de la provincia: DN, Santo Domingo, Santiago y San Cristóbal, las mayores han estado recibiendo $1 millón 59 mil mensuales; las de menor población, Ocoa e Independencia, $609 mil; Santiago Rodríguez, Dajabón y Elías Piña 619 mil; las demás en ascenso hasta el millón.
Hasta ahora se
destinan al barrilito $22 millones 180 mil mensuales, que promedian $693
mil 125 entre 32 senadores. Pero Antonio Taveras Guzmán, de Santo
Domingo, y Eduardo Estrella, de Santiago, lo rechazaron desde que
asumieron la función en agosto. La del DN, Faride Raful, que en
principio dijo que lo destinaría a pago de asesores, lo renunció esta
semana, acogiendo la demanda generalizada.
Más modestos los
diputados. Los ingresos de los diputados son mucho más modestos; entre
sueldo, “compensación salarial”, gastos de representación y dieta reúnen
$364 mil 443 al mes, para $4 millones 373 mil 315 anuales. Su costo se
eleva porque la cámara les paga a cada uno, asistente legislativo,
secretaria, mensajero y chofer, sin que se haya podido precisar monto.
La
asignación de los diputados para asistencialismo o clientelismo no es
transparente como en los senadores, después que hace 5 años “la
suprimieron”. En realidad quedó a discreción, con partidas para Navidad,
Reyes, Día de las Madres, inicio del año escolar, y por solicitudes
especiales.
Si se parte de los $230 millones 612 mil presupuestados para 2021 en el renglón de “contribuciones especiales”, tocaría a cada diputado $1 millón 213 mil, lo que implica $101 mil 145 cada mes. Esa suma coincide con una confidencia de que se les permite solicitar hasta 100 mil pesos mensuales.
También hay
contribuciones adicionales en especie, por ejemplo en las cajas
navideñas para repartir entre la clientela política y relacionados.
En los años recientes, los cofrecitos de los diputados podían ser surtidos generosamente cuando se necesitaba más su voto, incluso a los de oposición. Eso incluye los esfuerzos de los presidentes de la cámara baja por mantener “su popularidad” para ser reelectos.
El lujo de los diputados al Parlacen
Los
20 diputados que representan el país en el Parlamento Centroamericano
(Parlacen) son en la práctica un premio de consolación para cuadros
políticos que no alcanzan las candidaturas a las 190 curules del
Congreso Nacional.
No se eligen directamente, sino que se distribuyen en función de los votos obtenidos por los partidos.
Es una representación simbólica, porque el Parlacen no tiene efectos vinculantes en ningún país.
Estos representantes reciben 2 mil dólares mensuales, cerca de 120 mil pesos. En la proyección de gastos para el 2021 tienen reservados $87 millones 427 mil 567, lo que dividido entre 20 arroja $4 millones 371 mil 378, entre 13 salarios un monto per cápita de $336 mil.
La diferencia podría estar en los pasajes y gastos de viaje y seguros que se les paga.
El
Parlacen no aporta nada al país, aunque es una tribuna de interrelación
con la dirección política de la región, lo que podría contribuir a una
vinculación que ha llegado tardía para la RD, al igual que con los
países de la Comunidad del Caribe, donde no ha logrado pasar de la
categoría observador, siendo la mayor economía de la región caribeña.
De iniquidad e inequidad
Desde
que se formalizó el actual esquema de barrilitos y cofrecitos, en la
presidencia del Senado de Reinaldo Pared Pérez, en el 2004, la opinión
pública los ha rechazado. Se supone que estaba llamado a sustituir la
discreción de los repartos anteriores y que sería transparente el gasto,
sujeto a rendición de cuentas. Pero eso no ha ocurrido.
No hay duda de que se trata de un subsidio para el clientelismo y el ventajismo de los legisladores, que en el caso de los senadores ha implicado el reparto de un promedio de $8.3 millones anuales, varios sobre 12 millones anuales, casi 50 millones de pesos en el período de 4 años.
Eso les da una ventaja para competir hasta contra sus
propios compañeros de partido, que a la hora de perseguir candidaturas
no disfrutan del menor financiamiento público.
Mucho más a quienes buscan sustituirlos desde otros partidos.
Es
lo que se llama inequidad. Pero también es una iniquidad autoconferirse
parte del presupuesto nacional para beneficio político personal y para
familiares y relacionados.
A los barrilitos y otros financiamientos abusivos se atribuye, en parte, la estabilidad que tuvieron los senadores en las últimas dos décadas. En el 2010 el 84 por ciento de ellos, 27 de los 32, fueron reelectos, y por seis años. También el 74% de los diputados.
En el 2016 se repitió casi en
similares proporciones. Para los comicios de este año el ventajismo fue
barrido por la avalancha que sacó del poder al Partido de la Liberación
Dominicana, que con sus aliados tenía 30, y ahora sólo tres del total
están repitiendo.
El clamor contra los barrilitos y cofrecitos se ha generalizado y en la opinión pública se les tiene como símbolo de oprobio. Muchos de los electos este año, que saben lo difícil que es competir con los beneficiarios de ese financiamiento inconstitucional, han perdido la memoria y ahora quieren mantenerlos.
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